sábado, 20 de marzo de 2010

LA METÁFORA DEL CAMBIO DE PIEL


He tenido que andar y desandar,

atar y desatar nudos.

No son los lugares los que nos incitan

a desarrollar cosas,

somos nosotros mismos

que desde nuestro interior

iniciamos la búsqueda,

cambiamos, avanzamos...

Somos los mismos de siempre,

las mismas personas,

o perdemos nuestros rasgos propios

con el paso del tiempo...

Creo que las condiciones,

las circunstancias,

bifurcan de alguna manera

nuestro signo identificable...

La metáfora del cambio de piel

requiere muchos ajustes

para adecuarse a nuestra

humana condición,

porque a diferencia

de los animales,

no nos despojamos por completo

de lo que hemos sido,

el proceso es más dilatado...

jueves, 18 de marzo de 2010

ESCORIACIÓN


Escoriación

Herida que queda, luego del amor,

al costado del cuerpo.

Tajo profundo, lleno de peces y bocas rojas,

donde la sal duele y arde el yodo,

que corre todo a lo largo del buque,

que deja pasar la espuma,

que tiene un ojo triste en el centro.

En la actividad de navegar,

como en el ejercicio del amor,

ningún marino, ningún capitán,

ningún armador, ningún amante,

han podido evitar esta suerte de heridas,

escoriaciones profundas,

que tienen el largo del cuerpo

y la profundidad del mar,

cuya cicatríz no desaparece nunca,

y llevamos como estigmas

de pasadas navegaciones,

de otras travesías.

Por el número de escoriaciones del buque,

conocemos la cantidad de sus viajes;

por las escoriaciones de nuestra piel,

cuantas veces hemos amado.


Cristina Peri Rossi