para ver los campos y el río.
No es bastante no ser ciego
para ver los árboles y las flores.
También es preciso carecer de filosofía.
Con filosofía no hay árboles:
apenas hay ideas.
Sólo hay, como una cueva
cada uno de nosotros.
Hay sólo una ventana cerrada,
y todo un mundo fuera;
y un sueño de lo que podría verse,
si se abriese la ventana,
que nunca es lo que se ve
cuando la ventana se abre.
Fernando Pessoa.
Los poemas de Alberto Caeiro.