Aunque están
luego esos otros días, los del renacer que dan sentido
a la vida,
llenos de luz, plenos e intensos, en los que todo encaja de
nuevo, la
sangre fluye en las venas, el alma descansa, el cuerpo no
pesa, la mirada
se ilumina, días de vino y rosas que te devuelven
la fe, milagros
para los sentidos... y entonces sí, como por arte de
magia (y eso es
lo que más desconcierta) las palabras sí suenan,
se apoyan, van
de la mano, el enemigo se oculta, cesa la angustia,
se acallan las
voces, las dudas se aclaran, se extingue el fuego...
por qué antes
no y ahora sí, cuál es la clave, te preguntas, pero no
encuentras
respuesta (y eso es lo que más desconcierta), quizá tus
biorritmos, tu
esencia, tu forma de ser, aunque hacer preguntas no
es el camino.
se trata sólo de vivir el momento, no pensar, sólo
sentir como si
cada minuto fuera el último y se acabara el tiempo...
no apegado a
nada
equilibrado
integrado de
nuevo en ti