lunes, 3 de julio de 2017

Sublime...la CALMA

Después del domingo llega el lunes y con los días el despliegue de la verdad, lo que es importante!!!
He vuelto a la acuarela como un repliegue de reflexión de mis comienzos en este camino del arte, nunca podré olvidar a las personas importantes en mi vida y una de ellas fue Pedro Palamary, mi maestro de acuarela y de la vida, siempre lo recuerdo en mis caminos por la montaña, le pasaron muchas cosas terribles en su vida y llegó a Venezuela sin nada en su bolsillo, salvo su pasaporte de su ciudad natal Córdoba-Argentina y las ganas de desarrollar su arte, nada más. Se le abrieron muchas puertas hasta que llegó a la Universidad de los Andes en Mérida, cuando lo conocí ya era mayor.
Le escuché muchas historias mientras trazaba una aguada, una mancha o simplemente una línea con la acuarela, al fondo siempre la música clásica y su voz contando sus vivencias, ese rato de la tarde que pasaba con él era de gran importancia para mí, me sentía viva, emocionada, escuchaba y me enriquecía con sus conversaciones, un día sobre cine otro sobre literatura, otro más sobre la vida de los pintores que se la sabía de memoria y en ocasiones me leía un pasaje de la Biblia...
Los fines de semana muchas veces nos íbamos a la montaña a pintar del natural, al Páramo, con él aprendí a conocer el silencio y la naturaleza, amar con pasión la obra de Rilke, o de Michaux, o los cuentos de Cortázar, la poesía sin límite...
Él hizo germinar una semilla en mi interior que aún no era consciente, un talento que tenía escondido y que nunca me hubiera imaginado desarrollar , hacer lo que he hecho en estos años aquí en España me llena de orgullo y agradecimiento.
Para mí esa era y sigue siendo la felicidad, apenas instantes pero de una intensidad que te golpea el corazón con fuerza...
A veces lo que siento es muy difícil describirlo o compartirlo, mi interior casi siempre se queda conmigo, ya no creo en tantas cosas que creía antes, la noche sacude mi silencio y mi cuerpo cansado a la par que mi mente, mi alma enmudecida de vez en cuando, sobre todo cuando observo, escucho y ante el  golpeteo del recuerdo y la memoria...
Nunca he conocido a nadie hasta ahora que tuviera ese don de la tranquilidad y la calma como él...
 


 
Hace días recibí este hermoso escrito que transcribo y que me llevó a escribir el escrito de arriba para mi maestro, en recuerdo de mi querida ciudad de  Mérida con sus hermosas montañas, al  páramo que tantas veces recorrí, recinto de belleza y paz al que algún día volveré a caminar, a mi hermoso país Venezuela que está en una lucha inmensa por lograr su libertad y volver a ser lo que fue un día...
 
"Se llama calma y me costó muchas tormentas.
Se llama calma y cuando desaparece, salgo otra vez en su búsqueda.
Se llama calma y me enseña a respirar, a pensar y a repensar.
Se llama calma y cuando la locura la tienta, se desatan vientos bravos que cuesta dominar.
Se llama calma y llega con los años cuando la ambición de joven, la lengua suelta y la panza fría, dan lugar a más silencios y más sabiduría.
Se llama calma cuando se aprende  bien a amar, cuando el egoísmo da lugar al dar y el inconformismo se desvanece para abrir corazón y alma, entregándose enteros a quien quiera recibir y dar.
Se llama calma cuando la amistad es tan sincera que se caen todas las máscaras y todo se puede contar.
Se llama calma y el mundo la evade, la ignora, inventando guerras que nunca nadie va a ganar.
Se llama calma cuando el silencio se disfruta, cuando los ruidos no son sólo música y locura, sino el viento, los pájaros, la buena compañía o el ruido del mar.
Se llama calma y con nada se paga, no hay moneda de ningún color que pueda cubrir su valor cuando se hace realidad.
Se llama calma y me costó muchas tormentas y la transitaría mil veces más hasta volverla a encontrar.
Se llama calma , la disfruto, la respeto y no la quiero soltar..."
 
DALAI LAMA