Mi mamá vino por tres meses a visitarnos y se quedó 11 meses por problemas de salud...
En los momentos que estaba en mi casa me recordaba a mi profesor de acuarela, mejor dicho mi maestro, me enseñó de la vida y me contaba muchas historias, compartimos durante 5 años antes de venirme a España...
Con él aprendí a entender el silencio de las montañas y en especial la de los páramos andinos...la belleza majestuosa y mágica del frailejón, con ese halo de bruma y neblina siempre...
Como mi concentración estuvo limitada, empecé a hacer transferencias fotográficas, seleccionando papeles, trozos de grabado, componiendo y cosiendo, trozos, trazos, fragmentos...
Todo se va haciendo poco a poco, escuchando a mi mamá, recordaba las tardes en la casa de mi profesor escuchando sus historias y aprendiendo la maravillosa técnica de la acuarela, escuchando música y tomando té o mate...
Nuestros paseos a pintar acuarela casi siempre eran a la montaña, al páramo de la culata ...empecé a escribir sobre esos momentos y de allí fueron surgiendo las imágenes, descomponiendo para componer otras cosas...
Siempre hay una o varias personas en nuestra vida que germina esa semilla minúscula que está en nuestro interior y que luego se multiplica...
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